lunes, 21 de diciembre de 2015

La tarjeta (1)

Leí la tarjeta por décima vez lentamente, cada palabra retumbaba en mi cabeza como un martillo, al terminar me quedé mirando la pared mientras sufría los efectos del cóctel de sentimientos que se habían despertado a la vez, como cuando llora un niño en la guardería en la hora de siesta.

Pasado un tiempo me levanté del suelo con el convencimiento de que no iba a amargarme por esa maldita tarjeta rosa palo con olor a alguna planta extraña, típico de ella... He de reconocer que fracasé escandalosamente, me pasé el resto del día refunfuñando por las esquinas, dando portazos y hasta le grité al horno por quemarme la pizza, pizza que me comí, completamente carbonizada, en un intento de salvar la poca dignidad que me quedaba ese día.