domingo, 31 de mayo de 2009

Mirando al cielo, pisando el infierno.

Orus era un chico joven, fuerte y soñador. Había crecido escuchando canciones de los bardos que hablaban sobre grandes gestas de héroes que salvaban aldeas, ciudades y, lo más importante, bellas damas que caían, locas de amor, a los pies de sus valientes salvadores.

No se consideraba un gran luchador, ni especialmente fuerte, pero no era de los peores y sabía luchar con corazón, su padre le había enseñado a hacerlo. Un gran luchador no solo demuestra valor y fiereza, si no respeto a su adversario.

"Si llegas a entender la razón por la que ese hombre contra el que luchas esta dispuesto a morir, descubrirás si tu lucha es por una razón mejor". Esas palabras estaban grabadas en el corazón de Orus, pues fueron las últimas que escuchó de su padre antes de que este partiera a una batalla en la que sabía que tendría que matar hombres que luchaban por causas justas.

Paso el tiempo y Orus se fue convirtiendo en uno de esos hombres de las canciones, tenia fuerza, valor y, lo más importante, frases cómicas que decir cuando las cosas se ponían feas.

Tuvo la suerte de conocer el amor y la felicidad, pero tenía la corazonada de que debía buscar se destino más allá de su aldea. Dejó todo y salió en busca de aventura lleno de sueños, lleno de esperanzas y deseando conocer mundo.

Su viaje fue largo, tan largo que nunca terminó, todas las semanas daba muerte a al menos un monstruo salvaba a un par de damas en peligro y, lo más importante, acudía a las fiestas en su honor. Andó más caminos que cualquier vagamundo, dio muerte a más monstruos que cualquier guerrero, salvó a más damas que cualquier héroe y acudió a más fiestas que cualquier borracho... pero el no se consideraba ningún vagamundo - guerrero - héroe - borracho, bueno esto último quizá un poco, pero al igual que cuando comenzó su viaje, el seguía queriendo ver más mundo, matando más monstruos y salvando más damas...

Por eso esta historia no habla sobre las gestas de un héroe, tampoco habla de los viajes de un explorador y tampoco habla de las fiestas de un borracho... No es una historia alegre... Es la historia de un hombre que pudiendo estar en el cielo y disfrutar de lo que tenía, decidió intentar alcanzar un cielo que él cada vez se ponía más lejos...

No vayas a llorar su tumba, no esta muerto, no esta muerto porque siempre hay alguien que decide convertirse en Orus y continuar su camino, su camino de búsqueda infinita, camino siguiendo sueños, que deja atrás pasado, raíces y, lo más importante, felicidad.

martes, 26 de mayo de 2009

Los cuentos de siempre estan mu vistos

La princesa acariciaba con sus pies desnudos la hierba que rodeaba la charca, le gustaban sus zapatos, pero la sensación de la hierba fresca era tan... perfecta.

La dulce dama se acercó a la charca de los jardines de palacio y se sentó jugando a hacer ondas sobre las calmadas aguas, suspiraba, había recibido la noticia de que su padre quería desposarla con un gran rey, rico y poderoso y que cubriría todos sus caprichos, fueran cuales fueran. La princesa lloró y lloró, ella quería casarse por amor, con uno de esos príncipes azules, rojos o multicolor de esos cuentos que su madre le leía al acostar, se sentía triste, triste y desdichada por tan cruel futuro.

Mientras suspiraba intentando hacerse a la idea de como sería ese rey del que tan bien hablaban "¿Cómo puedo amar a alguien que nunca he visto?", se preguntaba. Al mirar a su alrededor se dio cuenta de que una rana la observaba. La princesa quedo mirando al animal sorprendida por su quietud, ella intentó espantarla lanzándole gotas de agua, pero el bicho ni se movió. La joven necesitaba un confidente y esa rana era la única que podía escucharla, así que la acuno entre sus brazos y estuvo hablando con ella durante horas.

Cuando terminó, misteriosamente, se encontraba mejor, aunque estuviera hablando con un animal verde y que se hinchaba y desinchaba con ritmo constante, dibujó una sonrisa en su cara de porcelana y le dio las gracias con un beso... al dárselo... ¡Sorpresa! ¡se transformó!

La princesa se convirtió en una hermosa rana de un bello color verde esmeralda, se acercó a su amado, su príncipe esperado, en este caso de verde color y, juntos, se zambulleron en la charca y fueron felices y comieron moscas despistadas.


* Las faltas ortográficas están puestas a posta! (Vale, no cuela, pero no mapetece estar revisando que es tarde =P)